IA en España: Solo 1 de cada cuatro CEOs cree a su empresa preparada
Un estudio reciente revela que solo el 25% de los CEOs de las grandes empresas en España creen que sus compañías están completamente preparadas para aprovechar el potencial de la inteligencia artificial (IA).
Este dato pone en relieve una preocupante falta de adaptación y planificación en un contexto donde la IA está cada vez más presente en los modelos de negocio globales.
La ley en torno a la IA en España
Actualmente, España se encuentra inmersa en la regulación de la inteligencia artificial, especialmente en consonancia con las normativas de la Unión Europea.
La Ley de IA, cuyo nombre completo es Reglamento de Inteligencia Artificial de la Unión Europea (AI Act), propone un marco que tiene como objetivo garantizar que la IA se desarrolle de manera ética, responsable y que no suponga un riesgo para los derechos fundamentales de las personas.
Se trata de una normativa que clasifica los sistemas de IA según su nivel de riesgo, desde mínimo hasta inaceptable.
Los sistemas que presentan un riesgo inaceptable, como aquellos que infringen derechos humanos o fomentan la discriminación, están completamente prohibidos.
Por otro lado, los de alto riesgo, como las aplicaciones en sectores críticos (sanidad, justicia o infraestructura), estarán sujetos a estrictos requisitos de evaluación y supervisión antes de poder ser utilizados.
Impacto y relevancia
Esta ley es crucial en la actualidad porque, además de garantizar un entorno seguro para los ciudadanos, también busca fomentar la confianza en el uso de la IA, un elemento clave para que las empresas se decidan a adoptar esta tecnología en sus operaciones diarias.
No obstante, el hecho de que solo una cuarta parte de los CEOs españoles se considere preparada para este cambio, refleja una brecha preocupante entre la rápida evolución tecnológica y la capacidad de adaptación del tejido empresarial.
¿Cómo afecta a las empresas y ciudadanos?
La falta de preparación puede tener varias implicaciones. Para las empresas, el no estar listas para integrar la IA podría suponer una pérdida competitiva frente a aquellos países o sectores que han adoptado esta tecnología de manera más ágil.
A nivel ciudadano, la implementación de una IA mal regulada o poco controlada podría generar problemas como la invasión de la privacidad, discriminación algorítmica o la pérdida de empleos.
Por ello, tanto el sector público como el privado deben trabajar de la mano para asegurar una transición ordenada y responsable hacia la digitalización y el uso de la IA, alineándose con las disposiciones de la AI Act.
En conclusión…
El desafío de la IA en España está claro: adaptarse o quedar rezagados. Aunque la legislación está estableciendo las bases para un desarrollo seguro y ético, el ritmo de adopción por parte de las empresas es aún insuficiente.
Las organizaciones deberán invertir en formación, tecnología y en la adaptación de sus procesos, para garantizar así actitud, aptitud y capacidad para enfrentar los retos que plantea la era de la inteligencia artificial.
SIMON GUZMAN
SOCIO
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